Sabiduría y compasión para tiempos difíciles

Por Gloria Amelia Vargas

El pasado mes de marzo nos visitó, directamente desde India, nuestro maestro espiritual, Yangsi Rinpoché. Su visita era justo lo que necesitábamos tras las experiencias de los huracanes Irma y María. Su presencia fue un oasis de paz y alegría, contagiándonos con su hermosa sonrisa.
Además de las actividades en nuestro centro, Rinpoché ofreció una charla en la Universidad Sagrado Corazón sobre Budismo para no budistas donde, con casa llena, presentó y resumió muy hábilmente puntos importantes de las enseñanzas de Buda. El coro de la universidad le obsequió a Rinpoché una hermosa interpretación de En mi viejo San Juan, su canción favorita.
Con su enorme compasión y generosidad nos bendijo con el apoderamiento de Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión, en una ceremonia espiritual muy emotiva e inolvidable, seguido de un retiro de la deidad y el lanzamiento del maratón de recitación de cien millones de mantras de Om Mani Padme Hum. Para estas actividades nuestro centro se vistió con sus mejores galas con el apoyo de un grupo significativo de nuestra comunidad y algunos jóvenes se involucraron, junto a nuestra Chela, con mucho regocijo y entusiasmo a cocinar y atender a Rinpoché. Para ellos esta fue una experiencia sumamente enriquecedora.
Sus enseñanzas sobre sabiduría y compasión para tiempos difíciles fueron inspiradoras. Rinpoché sabe que hemos vivido tiempos de reto, pero él se regocija porque muchos nos refugiamos en nuestra práctica y en ayudar a otras personas más necesitadas, algunas veces sencillamente escuchando, dando espacio para que pudieran expresar su angustia y desahogarse. Nos dice que muchas veces queremos resolver los problemas pero con el solo hecho de escuchar a la otra persona estamos siendo de inmensa ayuda. No solo es el apoyo económico si no el apoyo emocional. Nuestra práctica nos proveyó la fuerza interna para dar este apoyo. Estas actividades virtuosas a su vez nutren nuestra práctica. Rinpoché dedicó los méritos acumulados por la paz de nuestra isla y la de todo el planeta, y nos pidió reflexionáramos en los méritos acumulados durante estos tiempos de retos. Nos exhortó a tener mayor conciencia sobre nuestra vida individual, colectiva, el ambiente y el calentamiento global. Insistió en apreciar la vida, cada momento, y en la amistad. Tomamos muchas cosas por sentado, según él, y experiencias como estas nos hacen reflexionar. Nos resaltó la interdependencia con otros y con el ambiente. Nos habló de su experiencia personal cuando estando en la distancia tuvo que hacer mucha práctica para controlar su mente y no dar paso a pensamientos y emociones perturbadores utilizando la práctica de lojong o el entrenamiento de la mente. Exhorta a que utilizando estas técnicas y que transformemos nuestras experiencias humanas hacia una dirección positiva, utilizando nuestra compasión y nuestra sabiduría humana. Nuestras experiencias y emociones nos controlan, dice Rinpoché, mientras que la práctica espiritual es más abierta, flexible. Nos insta a meditar en el surgimiento dependiente colectivo de la experiencia kármica, la realidad del evento y meditar sobre cómo reaccionamos a esa realidad y cómo podemos disolver nuestro propio huracán emocional. Si vivimos en estado de miedo, realmente no tenemos vida, dice él, y hay que pacificarlo y abrirnos con sabiduría para que surja naturalmente la compasión amorosa, y así romper la barrera que nos separa teniendo presencia mental de nuestras emociones y de cómo estamos respondiendo a la realidad.
Pidió tengamos fe en nuestra propia práctica sin juzgarla, sino regocijarnos y abrir nuestro corazón de una manera balanceada y compasiva.
Agradecemos de todo corazón a Rinpoché por compartir con nosotros su sabiduría e inmensa compasión. Hasta la próxima visita, querido Rinpoché.