La meditación en sí es una práctica de raíces budistas con la que los practicantes aprenden a cultivar su mente. La palabra para meditación en el leguaje tibetano, gom (sgoms), significa “familiarizarse”. La familiarización se logra ya sea por medio de la meditación analítica (vipasana) o por medio de la concentración en un solo objeto en particular (shamata o shiné). De los dos métodos, establecer familiaridad por medio del análisis es más efectivo.

Dentro de una misma sesión, debemos tratar de combinar la práctica de la meditación analítica con la meditación en un solo punto. La comprensión del tema, a la que llegamos por medio del análisis, debe ser la base sobre la que cultivamos la meditación en un solo punto. Por ejemplo, si estamos trabajando sobre el tema de nuestro preciado renacimiento humano, debemos examinar las razones por las que es un preciado renacimiento, sus beneficios, cómo se adquiere y cómo se pierde, etc. Una vez hecho este análisis, llegamos a la certeza de que somos afortunados al contar con este tipo de renacimiento, que es tan difícil de encontrar y se pierde fácilmente. Con base en esto, aplicamos la concentración en un solo punto utilizando ese estado de la mente como nuestro objeto concentración.

CONSEJOS PARA PRACTICAR LA MEDITACIÓN

1. ELIGE TU LUGAR Y TU MOMENTO PARA MEDITAR

El lugar y el momento en el que vas a meditar están muy relacionados. Escoge un momento del día en que el espacio que prefieras, aquel que te transmite la suficiente calma, esté en silencio. Las primeras horas del día, cuando los rayos del sol despuntan, son ideales, así como las últimas horas de la jornada. Además, cabe decir que practicar meditación tiene ventajas en cualquier momento del día:

Medita al principio del día para tomar las tareas y obligaciones con energía y ganas de acción.
Medita al final de tu día para poder relajarte y liberarte de las tensiones acumuladas.

2. ENCUENTRA UNA POSTURA CÓMODA

La postura ideal para realizar la meditación es la postura vajra: sentado con las piernas cruzadas. Si por algún motivo no puedes realizar esta postura, intenta que la espalda esté recta y que no tengas ningún tipo de dificultad para respirar. Si puedes, posa las palmas de tus manos sobre tus rodillas, equilibra tus hombros, deja caer los ojos e inclina ligeramente la cabeza hacia adelante. Además de sentado en cojín, puedes meditar sentado en una silla, acostado, de pie, incluso caminando.

3. RESPIRA

Las respiraciones, al inicio de tu sesión de meditación serán largas y profundas. Después, dejarás que fluyan. Intenta no controlarla, solo observa cómo respiras. Si llegan pensamientos a tu mente, deja que se vayan: si los ignoras, se irán. Además de concentrarnos en la respiración, y como herramienta para ser capaces de dejar los pensamientos pasar de largo y no poner el foco en ellos, podemos usar mantras.

Para llevar una vida sana no solo tenemos que cuidar de nuestro cuerpo sino también de nuestra mente y estado interior. La meditación puede llenarnos de energía y vitalidad ¿Te animas a probar?

Fuentes: www. zespri.us/es; El sendero de la meditación, por Yangsi Rinpoche